viernes, 30 de octubre de 2009

Articulo de La Nacion

Hay violencia en escuelas primarias

La violencia generada por alumnos agresivos preocupa al 61 % de los 17.229 alumnos consultados por una encuesta de la UNESCO en 392 escuelas primarias de la provincia de Buenos Aires.

El inquietante resultado es atribuido por algunos especialistas a situaciones derivadas de una crisis social, de dificultades familiares y de la cantidad de estímulos negativos que reciben los adolescentes por la exposición de la violencia en los medios de comunicación.

"La escuela funciona como un espejo de la sociedad y hoy refleja la agresividad que aparece cotidianamente en todos los ámbitos sociales. Pero lo más alarmante es que la violencia se agrava día tras día y cada vez resultará más difícil erradicarla", dijo a La Nación el presidente de la Asociación de Directores de Enseñanza Primaria, Raúl Borlenghi.

La investigación de la UNESCO se originó en un convenio con la provincia de Buenos Aires para evaluar la marcha de la reforma educativa en el territorio provincial.

El informe -cuyos datos definitivos se conocerán el 30 de abril- incluyó consultas a los 17.229 alumnos, 10.662 padres, 1865 docentes y 386 directores de escuelas.

El 34% de los encuestados dijo que muchos de los alumnos que concurren a las escuelas son violentos y el 26% estimó que los chicos producen situaciones violentas porque arrastran graves problemas de origen familiar.

Consultada por La Nación, la directora general de Cultura y Educación de Buenos Aires, Graciela Gia-nnettasio, dijo que la violencia es un hecho, pero destacó la actitud positiva de los chicos para enfrentarla.

LOS ALUMNOS AFIRMAN QUE HAY VIOLENCIA

De los 17.229 encuestados el 61% dice que vive circunstancias agresivas; los especialistas lo atribuyen a la crisis social.

Una encuesta realizada por la UNESCO entre 17.229 alumnos bonaerenses de séptimo y octavo grado reveló que el 61% de ellos admite la existencia de violencia en los establecimientos de esta provincia.

Los estudiantes encuestados definieron la asistencia de alumnos agresivos a las escuelas y las dificultades familiares como las principales causas del problema. Además, privilegiaron el diálogo como camino hacia una posible solución.

La directora general de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, Graciela Giannettasio, aceptó ante La Nación que la violencia escolar es un hecho, pero destacó la respuesta positiva de los chicos.

Se refirió concretamente a que, según los alumnos, la solución puede surgir del diálogo entre padres, estudiantes y maestros. "Esto habla de la madurez de nuestros escolares. Admitir que existe el conflicto y pensar que la comunicación lo resuelve es una prueba fehaciente de ello", dijo Giannettasio.

La encuesta pertenece a un informe preliminar que la UNESCO presentó a las autoridades bonaerenses después de trabajar durante dos meses en 392 escuelas con 1865 docentes, 386 directores y 10.662 padres.

La investigación se desarrolló como parte de un convenio entre el gobierno provincial y el organismo internacional, para evaluar la marcha de la reforma educativa en Buenos Aires. El informe definitivo estará listo el próximo 30 de abril.

A la hora de definir los factores desencadenantes de la violencia, el 34% aseguró que muchos de los alumnos que concurren a la escuela son violentos y el 26% señaló que los chicos provocan situaciones violentas porque arrastran graves problemas de sus casas.

Otros estudiantes respondieron que en los establecimientos educativos no están claras las normas de conducta (16%) y que en el colegio no se ponen suficientes límites (11%).

A su vez, el 8% de los encuestados consideró que las autoridades escolares son demasiado estrictas. Y el 5% atribuyó la violencia a otros motivos no determinados.

La mayoría de los docentes que dieron su opinión a la UNESCO afirmaron que la violencia escolar se vincula, sobre todo, con los conflictos que los alumnos viven en sus hogares.

"Los chicos tienen dificultades en sus casas y esa situación suele derivar en conductas violentas que luego se expresan en otro ámbito que les es propio, como la escuela", afirmó Giannettasio.

FUERA DEL AULA

Los especialistas consultados por La Nación coincidieron en afirmar que el germen de la violencia escolar es ajeno al sistema educativo.

Adriana Puiggros, especialista en educación y diputada nacional por la Alianza, comentó: "Los chicos llegan a la escuela habiendo vivido situaciones conflictivas tanto en la convivencia familiar como en la comunitaria".

Y añadió que la desocupación, la insatisfacción de necesidades básicas, la crisis de inseguridad social y la exposición de la violencia en los medios de comunicación son factores que inciden en el comportamiento de los alumnos.

"Las causas son sociales y muy profundas -dijo Puiggros-. Por eso, la solución no puede provenir de una mera reforma educativa."

Una opinión similar expresó Raúl Borlenghi, presidente de la Asociación de Directores de Enseñanza Primaria: "La escuela funciona como un espejo de la sociedad y hoy refleja la agresividad que aparece cotidianamente en todos los ámbitos sociales. Pero lo más alarmante es que la violencia se agrava día tras día y cada vez resultará más difícil erradicarla".

Por su parte, el presidente de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires, Miguel Tollo, explicó que la violencia identificada por los alumnos puede ser de tipo físico y también psicológico.

"Los adolescentes actuales reciben cotidianamente tal cantidad de estímulos negativos que no tienen tiempo suficiente para elaborarlos -prosiguió Tollo-. Sufren una especie de acumulación tóxica que luego es descargada violentamente, porque no están preparados para procesarla."

Y agregó: "No reciben ningún tipo de contención para sus dudas y angustias".

El estudio de la UNESCO también recogió opiniones de los alumnos sobre cómo encarar este problema.

La respuesta que más adherentes encontró (el 32%) fue la que postulaba el diálogo conjunto entre directivos, docentes, alumnos y padres como forma de enfrentar los embates de la violencia.

El 25% de los encuestados optó por recordar la necesidad de sancionar a los responsables de las agresiones, en tanto que el 22% pidió la intervención de los padres. Por último, el 18% reclamó como vía de solución la mejora de la reglamentación escolar. Otras medidas no especificadas por la investigación fueron solicitadas por el 3% de los alumnos.

A LA ESPERA

Por el momento, Graciela Giannettasio espera el informe definitivo de la Unesco para elaborar distintas estrategias respecto de la situación revelada por la encuesta.

"La Dirección General de Escuelas se comprometió a instrumentar las acciones correspondientes, en función de lo que el organismo internacional fije como solución para los conflictos que se adviertan", agregó la funcionaria.

Por otra parte, Giannettasio comentó que la ley de seguridad, que aún no fue reglamentada, debería destinar una mayor atención policial a lo que sucede alrededor de la escuela.

"El Instituto de Criminología y Seguridad, que preside León Arslanian y que asesora al Gobierno en esas cuestiones, tendrá que analizar particularmente el problema de la seguridad de los institutos de enseñanza", señaló.

Pero, de todos modos, a la luz de las opiniones vertidas por los especialistas en educación, el problema parece desbordar la prevención policial.

Julio Labaké, educador y psicólogo, dijo a La Nación que los jóvenes "están inmersos en un ambiente de agitación y vértigo en el que muchas veces actúan por impulso, y no racionalmente".

"El problema es que no hemos acompañado a los adolescentes en un proceso de educación profundo -aseguró-. Debemos enseñarles a pensar y razonar, y no sólo a ajustarse a un programa de estudios."

LOS PADRES ESTÁN EN FAVOR DE LA REFORMA

El informe preliminar de la UNESCO mostró el acuerdo de los padres con algunos aspectos de la ley federal de educación.

En concreto, el 77,6% de los 10.662 encuestados en esta instancia de la investigación apoya la prolongación de la obligatoriedad de la educación general básica (EGB) hasta nueve años.

Por otra parte, uno de los logros más importantes que halló el estudio del organismo internacional fue el aumento de la retención de alumnos por parte del sistema educativo bonaerense.

El informe destacó que el 91% de los estudiantes que en 1997 empezaron el octavo grado culminaron ese ciclo. En cambio, en 1996, cuando aún no existía la EGB, el porcentaje de retención escolar había sido del 73 por ciento. Además, el 83% de los alumnos que participaron de la encuesta confirmó haber notado cambios significativos en la forma de trabajar durante el ciclo lectivo del último año.

Sin embargo, la investigación detectó en los maestros serios inconvenientes relacionados con la instrumentación de la reforma educativa. El 60% de los docentes dijo tener dificultades en la construcción de las nuevas áreas temáticas requeridas por la EGB.

La encuesta encontró también que resulta muy compleja la apertura de la escuela al mundo exterior.

Estos resultados se obtuvieron gracias a un convenio firmado por la Unesco y la provincia de Buenos Aires en 1997 para contribuir a la instrumentación del proceso de transformación.

miércoles, 28 de octubre de 2009

La educación, el trabajo digno, los valores compartidos, la amistad, la familia,la fe, la cultura de un pueblo, son los pilares básicos que nos dan id

Violencia en escuelas de la Argentina


Una ola demencial de violencia ha irrumpido en diferentes escuelas del país. Es imprescindible que se encienda de inmediato una luz roja de alerta en la conciencia de todos los habitantes de la Nación ante este estallido de furia irracional que amenaza con hundir en un abismo de sombras y destrucción el espacio físico y moral en el que históricamente hemos siempre depositado los argentinos nuestras más genuinas esperanzas: el ámbito escolar.

La violencia -ya se sabe- es un componente cotidiano en la vida de las sociedades, y la Argentina no es, en ese sentido, lamentablemente, una excepción. De ese componente deletéreo no escapa ninguna zona de la realidad social, económica o cultural. Y no escapa tampoco el ámbito educativo, ya que la escuela no es una isla en el conjunto de la geografía moral de una nación.

Pero cuando la explosión de violencia que llega a las dependencias escolares incluye muertes y alcanza un grado de virulencia como el que se puso de manifiesto en los casos de agresividad criminal de que dio cuenta en estos días la crónica periodística, hay motivos para que la sociedad tome conciencia de que estamos ante una tendencia que sobrepasa los límites de la alteración habitual de los hechos.

El más grave de los casos que se registraron últimamente ocurrió en Misiones, donde un estudiante de 15 años mató a otro de 16 de una puñalada, durante una discusión que mantuvieron cuando salían de la escuela. Este crimen absurdo se produjo pocos días después de que en Villa Gesell un estudiante diera muerte a otro, en lo que resultó ser otro asesinato inexplicable.

La violencia se manifestó, además, en San Isidro, donde una chica de 13 años fue golpeada por dos compañeras que le tendieron una emboscada cuando salía del colegio. Según los familiares de la víctima, la atacaron "por el simple hecho ser demasiado linda". También a la salida del colegio, en Santa Fe, una alumna de 12 años fue agredida por un grupo de compañeras, quienes la hirieron con una trincheta.

En Mar del Plata, por otra parte, la directora de una escuela sufrió heridas cuando un alumno de 16 años la agredió, molesto porque le habían impuesto una sanción disciplinaria. Igual que en La Plata, donde un chico de 12 años atacó a golpes de puño a una docente. Las agresiones en las escuelas no están aisladas de un fuerte y violento contexto social.

Las causas están íntimamente ligadas a la realidad social en la que los niños y adolescentes se encuentran hoy insertos. Las limitaciones de muchas familias para cumplir su natural tarea de contención, la influencia nefasta de los mensajes que emiten algunos medios de comunicación, la falta o incapacidad de muchos adultos para poner límites efectivos al comportamiento de los niños o jóvenes y, por encima de todo, la ausencia de valores y referentes éticos en la práctica de la vida cotidiana figuran, sin duda alguna, entre las causas de estos hechos sombríos y deplorables.

El pésimo ejemplo que reciben los jóvenes cuando advierten que las acciones violentas no se castigan y que la impunidad en todos los niveles es la respuesta habitual de la sociedad frente al crimen o al delito contribuyen también a explicar la reiteración de los episodios que estamos señalando.

La pobreza extrema, la situación de muchos hogares en los que faltan alimentos, el alcoholismo e incluso la drogadicción son casi siempre identificados como las causas principales de la violencia, pero en realidad deberían considerarse como factores que contribuyen a exacerbarla.

En el caso de las escuelas, es evidente que la pérdida de autoridad de los maestros y profesores y la ausencia de medidas disciplinarias o disuasorias -los clásicos premios y castigos- frente a los actos graves de indisciplina o de inconducta conforman un escenario propicio para que los actos de violencia se manifiesten y se reiteren.

Tampoco ayudan la falta de un auténtico compromiso de las autoridades con la educación, el crecimiento abusivo de una cultura mediática y "light" y la falta de estímulo a la conciencia de que los buenos resultados sólo se obtienen con esfuerzo y sacrificio.

Por otro lado, es necesario desterrar el absurdo prejuicio que identifica todo concepto de orden o de autoridad con el vicio de lo autoritario. Ello lleva en muchos casos a los adultos a no entender que su función, en la formación de los niños y jóvenes, consiste muchas veces en decir que no.

La problemática de la violencia escolar es un fenómeno que debe ser asumido de manera conjunta por gobiernos, autoridades educativas, docentes, padres de familia y los propios alumnos. Es menester redefinir y fortalecer los principios morales y volver a creer en la educación como el valor fundamental de la vida argentina, en un contexto de confianza en la importancia fundamental de la paz social, del culto al trabajo y de la plena vigencia de la libertad.

Maltrato Infantil

http://www.youtube.com/watch?v=dzewoXHUe10

Ciclo del Maltrato Infantil

MALTRATO INFANTIL


IDEA Y REALIZACIÓN:

Docente. M Carolina Gil. Profesora de EGB, estudiante de

Psicología.UDA. Mendoza. Argentina Mcarogil@hotmail.com y Brenda G. Martínez. Estudiante de Psicología. UDA. Mza. Argentina.Brendamat@yahoo.com.ar

Nuestro Objetivo:

Pobreza, hambre, desesperación, soledad, desesperanza, abusos y prostitución son algunos de los males que acechan a nuestra sociedad. Sin embargo una de las peores y más dolorosas situaciones que un niño puede vivir es la del maltrato infantil. Este es un hecho que pasa desapercibido para una sociedad tan desordenada y que desatiende en especial a estos niños. Como docentes y estudiantes intentamos que este flagelo no sea tan invisible a nuestros ojos.

¿A qué llamamos Maltrato Infantil?

El maltrato infantil es toda conducta que, por acción u omisión, produzca daño físico y/o psíquico en una persona menor de 18 años, afectando el desarrollo de su personalidad. Esta conducta es intencional y reiterada.

El maltrato se produce cuando la salud física, emocional o la seguridad de un niño están en peligro por acciones o negligencias de las personas encargadas de su cuidado.


Ciclo del maltrato infantil”: